Club Renato Cesarini - La zona Piatti |
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Pablo Piatti debutó en la élite con un gol en el último minuto frente a Newell’s, que permitió que el Estudiantes de Simeone ganara el torneo Apertura de 2006. En la Liga, Atlético, Sporting y Real Madrid ya han probado su aguijón goleador, siempre en la recta final de un partido.
F. Yerba
Forjado en la Escuela Renato Cesarini de Rosario. Ése es su sello de calidad, su premonitoria marca de la casa, que ha parido jugadores de estilos tan variopintos como los de Mascherano, Demichelis, Gioda o Esteban Solari. “Es una escuela en la que se enseña lo principal del fútbol y que da una oportunidad a los chicos del interior de Argentina, que no lo tienen tan fácil como los de Buenos Aires. Allí aprendes cosas muy lógicas, no sólo en el campo de juego. Me tocó hacerlo desde muy pequeño, con 14 años, y la verdad es que lo valoro mucho porque me ayudó a madurar bastante”, recuerda el propio Piatti. Pero el futbolista del Almería no suma uno más en esa prolífica cantera de futbolistas sino que comparte argumentos con el mismísimo Renato Cesarini, quien fuera ilustre delantero en cuyo honor se fundó esta escuela en 1975.
"Sé que hasta el último minuto vas a tener la posibilidad. Y cuando estás ahí no hay que desaprovecharla"
Cesarini nació en Italia a principios del siglo XX aunque pronto emigró a Buenos Aires donde se hizo futbolista. Retornó a Europa para fichar por la Juventus y su capacidad para marcar en los últimos minutos quedó mitificada con un gol que dio el triunfo a Italia frente a Hungría – 3-1 el 13 de diciembre de 1931–. Fruto de ese y de otros tantos que esa temporada dieron a la Juventus el Scudetto, el periodista italiano Eugenio Danese ideó el termino Zona Cesarini para referirse al tramo final y determinante, los últimos minutos de un partido en los que los goles noquean sin capacidad de reacción.
Pablo Daniel Piatti, “un chico de pueblo, que toda la vida estuvo con los amigos en la calle y siempre estaba en campeonatos o hasta muy tarde jugando en la calle”, se empapó del espíritu de la instititución santafesina y acabó por emular a Cesarini en su debut en el fútbol profesional. El 16 de noviembre de 2006 se estrenó con Estudiantes de La Plata en un partido crucial para la lucha por el torneo Apertura: “El equipo se estaba jugando cosas importantes, la punta del torneo, y si perdíamos quedábamos fuera de lo que era seguir luchando por el título. Íbamos perdiendo hasta el minuto 37 de la segunda parte y convirtió un compañero, José Luis Calderón. En el minuto 46 ó 47, ya se terminaba el partido, era la última jugada, vino ese centro tan glorioso que voy a recordar toda la vida”. El centro procedía del vértice izquierdo del área desde donde el hoy bético Pavone colgaba el balón para que el más bajito del partido –por entonces a los 17 años no llegaría a sus 163 centímetros actuales– rematase de cabeza al fondo de la portería de Newell’s Old Boys. El mundo al revés, un ariete centraba con la derecha para que aquel minúsculo debutante inventase un cabezazo desde la Zona Cesarini, la del tiempo final. Loco de alegría, con el torso desnudo, festejó el gol de su bautismo contagiando a un Diego Pablo Simeone entrenador, que corría la banda fuera de sí. Era la triunfadora apuesta de El Cholo en el cambio más trascendental de su carrera como director técnico. Sacó de la cancha al contrastado Leandro Benítez para poner en juego a un pequeño y novato pibe, que ahora le jura admiración eterna: “Si tengo que nombrar a un técnico en el día de mañana creo que sería Simeone, porque como futbolista aprendí muchísimo con él y en mi trayectoria marcó un antes y un después. Supo siempre manejarme en los tiempos, hablarme siempre en el momento justo y le estoy muy agradecido”.
Cuando el Almería ganó a la Juve
Menos de dos años después el menudo zurdo dio el salto al Viejo Continente. Al principio el mercado parecía empujarle por otra vía paralela al camino Cesarini, con la Juventus como destino recurrente, pero un recién ascendido en España lo convirtió en su jugador franquicia al pagar una cifra próxima a los seis millones de euros por su traspaso. El Almería consiguió a su estrella, un prometedor extremo zurdo de uno sesenta y poco, arrancada eléctrica, acento argentino y rostro aniñado, que recordaba a quien ya triunfaba en el Barcelona. “Cuando llegué aquí se hizo la famosa comparación con Messi. Creo que es algo absurdo porque soy una persona que como futbolista está creciendo. Soy joven, tengo muchísimo para dar, pero el tiempo de madurez tiene que estar ahí y creo que apurar las cosas podría hacerme daño. Puede que se malinterpretaran las cosas y la prensa puso un nombre que no me favoreció nada”, explica Piatti al hablar sobre su aterrizaje en Almería.
Esa iniciática temporada en la Liga acabó con cinco goles, dos de ellos en su zona preferida, la de los minutos próximos al pitido con el que el colegiado manda a los contendientes a la caseta. El primero de esos tantos se cobró un empate contra el Real Madrid –jornada 9, Almería 1-Real Madrid 1, con gol de Piatti en el minuto 83–, el segundo certificó un triunfo contra el Sporting –jornada 35, Almería 3-Sporting 1, con gol suyo en el tiempo de prolongación–. En el presente campeonato Piatti ya ha pisado su territorio: lleva dos goles, los que marcó en el Vicente Calderón para empatarle al Atlético – dos a dos en la cuarta jornada de Liga–. El segundo de sus goles llegó en su zona, minuto 89, con la izquierda desde el área y a pase de Míchel.
La fórmula de la concentración
El once del Almería reconoce que se le da bien el tramo final de los encuentros, los momentos en los que los centrales corren con plomos en las botas para que él sea aún más escurridizo, los segundos en los que la fatiga manda la cabeza a paseo mientras él mantiene su obsesión por competir. “En el fútbol nunca se arregla nada hasta el último minuto. Hoy en día, al ser una exigencia tan máxima, ningún equipo te va a regalar nada. Creo que si uno pierde la concentración por sólo cinco minutos el partido puede tener otra cara. Justo el día que me tocó debutar a mí fue una cosa así. Ahora lo tomo como una experiencia propia y trato de nunca dar nada por perdido”, cuenta con las sensaciones del partido frente a Newell’s como impronta que ha marcado toda su vida. “Más que nada lo que trato de valorar es la concentración. Es imposible estar concentrado los 90 minutos, pero si uno logra estar concentrado 60 ó 70, puede tener otro aspecto del partido. Yo nunca doy nada por perdido y sé que hasta el último minuto uno va a tener la posibilidad. Y cuando estás ahí no hay que desaprovecharla”, palabras que describen más una actitud que una alquimia para marcar el gol final.
Una de las máximas de Cesarini alude a que “lo más parecido a la vida es una cancha de fútbol. Allí están todos los personajes.” El personaje Piatti se define como alguien competitivo – “no me gusta perder ni a las canicas. Trato de divertirme cada vez que salto al campo, pero lo hago con la responsabilidad y la ambición de querer ganar siempre”, dice– desde la infancia: “Cuando era pequeño era un poco nervioso y no me gustaba perder nunca. Recuerdo un partido que perdí, mi padre estaba arbitrando y yo estaba tan nervioso que me tuvo que sacar del campo… Un poco bochornoso.” Tras la regresión, casi de diván de psicoanálisis, enseña la ambición de quien a los 20 ya ha ganado un Apertura y un Mundial Sub‘20: “Nunca dejé de confiar en mí y no voy a decir que mañana ni pasado, pero creo que en poco tiempo voy a hacer cosas importantes”. Esa será la genuina Zona Piatti.
Destacado en el club de los bajitos
No le asusta el título de jugador más bajo de la Liga, una condición física que en su infancia le cerró puertas como las de River Plate: “Estaba en Renato Cesarini y me convocaron para hacer pruebas en las inferiores de River Plate. Fui, pasé la prueba, la pasé muy bien, pero no les convenció mucho mi altura, mi físico… Como que me apartaron un poco y no me volvieron a llamar”. Tampoco Xavi o Messi llegan al metro setenta y son los actuales reyes del balompié, aunque Piatti elude compararse en lo que fueron sus inicios con quienes considera merecen palabras mayores: “Ellos son cracks y a mí por entonces me tocó vivir el problema de ser pequeñito”. Sí convenció en la prueba de Estudiantes de La Plata con 15 años y desde el club platense ascendió y se proyectó hasta ser ojeado por la Juventus bajo el mediático título de el nuevo Del Piero.
Extremo izquierdo, víctima de faltas
“Soy un extremo por la banda izquierda”. Algo que también podrían decir su compatriota Perotti o su amigo Di María, una zona donde tendría hueco el también argentino Messi. Sin renunciar a esa condición, Piatti asume que, con Crusat por la izquierda, en el Almería explotan su polivalencia: “El pasado fin de semana me tocó hacerlo por la derecha y también lo he hecho como delantero. No estaba acostumbrado, pero con los consejos y la experiencia que me transmite Hugo Sánchez estoy aprendiendo cosas en los metros finales”. Rápido, hábil y regateador, las estadísticas le colocan como el cuarto futbolista de la Liga que más faltas ha recibido. |
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